Los frutos secos, un aperitivo cardiosaludable

9 diciembre, 2012 0 Por Alejandro Usero

Por su aporte nutricional, los frutos secos son muy recomendables y pueden estar presentes en casi todas las dietas. Son alimentos grasos, lo que les hace muy energéticos, por lo que su ingesta debe ajustarse a las necesidades  nutricionales y calóricas de cada individuo.

En esas grasas (aproximadamente un 50% de su composición) se encuentra la mayoría de sus aspectos positivos. Nos ayudan a evitar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, ya que favorecen la reducción de los niveles de colesterol total y “colesterol malo” y nos mantienen o elevan ligeramente el “colesterol bueno”.

Además son ricos en proteínas (entre el 14 y el 20%) y todos contienen gran cantidad de un aminoácido proteico llamado arginina, principalmente en las nueces. Este aminoácido es necesario para producir monóxido de nitrógeno, compuesto que contribuye a relajar y a dilatar las arterias, favoreciendo un buen flujo sanguíneo.

Tienen gran cantidad de vitaminas liposolubles y del grupo B, entre las que merece destacarse el ácido fólico. Principalmente se encuentra en las avellanas, almendras y  nueces, tienen un papel fundamental en la prevención de problemas durante el embarazo y reduce el riesgo de enfermedades coronarias. También presenta cantidades significativas de vitamina E, un poderoso antioxidante que neutraliza los radicales libres y retrasa el envejecimiento.

Son ricos en minerales, sobre todo en calcio y potasio, lo que hace muy interesante su consumo en hipertensos; y en menor cantidad, magnesio, selenio y cinc. También es importante su contenido en fibra, por lo que el perfil alimentario de estos productos es realmente positivo.

Os aconsejo aturner@s que consumáis un puñado de una mezcla de frutos secos crudos varias veces a la semana. Las variedades saladas deben consumirse con moderación, especialmente para quienes tengan que vigilar su consumo de sal. Es importante que estén bien conservados, para evitar que sus grasas se oxiden y se produzca el enranciamiento que con frecuencia se aprecia en ellos.

¡Un saludo!

Cristina García Ansola